Creación de un “Label Club” en D1
y refundación de la “pirámide de las competiciones” : el fútbol
femenino, cuyo número de practicantes continúa en ascenso, quiere
mejorar su competitividad económica y deportiva.
Es el signo de que la élite femenina
comienza a tomar una cierta dimensión financiera: por primera vez,
el mes que viene la Dirección Nacional del Control de la Gestión
invitará a los 12 clubes de la D1 a abrirle sus libros de cuentas.
Éstos revelan una progresión global de la masa salarial, de los
presupuestos. Alimentada por la Liga de Campeones, el año pasado
Juvisy casi dobló su presupuesto (0.9 ME). Con un Campeonato que
emplea unas 60 jugadoras bajo contrato federativo y dos locomotoras,
OL y PSG, comparables con los “pequeños” clubes de L2 (entre 4 y
5 ME, unos 40 contratos federativos), el gendarme financiero tendrá
mucho que reflexionar.
Las dificultades del equipo alsaciano de
Vendenheim, al borde de la quiebra en mayo pasado, dibujan incluso
una forma de urgencia para acompañar a los clubes en su gestión.
En este contexto de desarrollo no
siempre medido, la FFF pretende animar a la D1 a “estructurarse
bajo los planes deportivos, económicos y mediáticos”.
Es el
sentido del “Label Club”, con el espíritu de la “Licence Club”
de los pros masculinos, cuya obtención condicionará una parte de
las ayudas de la Federación. Objetivo: “más concurrencia y
espectáculo” en el seno de un Campeonato, en el cual “el
verdadero problema es la gran heterogeneidad”, explica Brigitte
Henriques, secretaria general de la FFF, en relación con la maniobra
sobre el dosier obtenido “ardientemente” por su presidente, Noël
Le Graët.
Durante un coloquio, la semana pasada
en la FFF en presencia de representantes de los 6 Campeonatos
europeos más importantes (Inglaterra, Alemania, Holanda, Suecia,
Noruega, Dinamarca), se esbozaron los criterios del futuro sello. Dos
ejemplos extranjeros podrían inspirar al Hexágono, como un
bonus a los equipos que alineen a jugadoras jóvenes (Suecia) o
empleando un entrenador de porteras (Alemania). El nivel de
competencia en los despachos (manager general, departamento de
márquetin) y el equipamiento del estadio para las retransmisiones de
TV deberían determinar del mismo modo la “nota” de los clubes.
Otro incentivo de competitividad para
el fútbol femenino francés en la escena internacional: la
adaptación del marco competitivo a la afluencia de las practicantes
(+18% en dos años) y a las generaciones de talentos formados por la
“escuela de Francia” de Clairefontaine y las 5 escuelas
regionales (unas 50 jugadoras por año). Los clubes serán
consultados en las próximas semanas sobre un plan de reforma de la
“pirámide de las competiciones”. La primera etapa debería
consistir en la creación del Campeonato de jóvenes (U17 y U18).
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